El lienzo de muro está enfrente, para conjurar el círculo de tu sueño.
Pero la imagen lanza su grito.
La cabeza contra una oreja del sillón grasiento, exploras tus dientes
con tu lengua: el sabor de las grasas y las salsas infecta tus encías,
y sueñas con las nubes puras sobre tu isla, cuando el alba verde
crece lúcida en el seno de las aguas misteriosas.
Es el sudor de las savias en exilio, la suarda amarga de las plantas silicuosas,
la insinuación acre de los manglares carnosos y la ácida delicia
de una negra sustancia en las vainas.
Es la miel silvestre de las hormigas en las galerías del árbol muerto.
Es un sabor de fruto verde que acidula el alba que bebes:
el aire lechoso enriquecido con la sal de los alisios...
¡Alegría!, ¡oh alegría desatada en las alturas del cielo!
Las telas puras resplandecen, los invisibles atrios están sembrados de hierbas
y las verdes delicias del suelo se pintan al siglo de un largo día.
Sain-John Perse
Sain-John Perse
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