Las tortugas son extrañas
A mitad de la noche cuando se iba a dormir, escucho que golpearon ala puerta violentamente, y se fue a asomar, abrió la puerta y no vio nada, y cuando estaba apunto de cerrar la puerta noto que había una caja al pie de la puerta, volvió a mirar alrededor de la calle y no se encontraba nadie, abrió la caja y se sorprendió de lo que había dentro de ella. Eran dos tortugas pequeñas, junto a ellas había una nota, una roca y juguete pequeño, tomo la nota y la leyó:
“por favor, cuide con mucho cariño a estas tortugas, yo ya no puedo hacerlo y me duele dejarlas, pero es que me es imposible seguir con ellas con tantos problemas que me rodean, por favor cuídelas como si fueran suyas, me cuesta dejarlas pero es lo mejor para ellas y para su futuro, que nunca se enteren de este penoso momento, se que usted les dará un buen hogar y una buena vida, con todo el dolor de mi corazón cuídelas, rezare todas las noches por ellas…”
Tomo la caja y la metió a su casa después de leer la nota, puso la caja sobre la mesa y pensó en que hacer, nunca había estado en esta situación, pensó en entregarlas a las autoridades para que se encarguen de ellas, pensó también en darlas a la iglesia para que cuidasen de ellas, pero por una extraña razón se quedo con ellas, pero no sabía qué hacer, que es lo que comían las tortugas, se preguntaba, que es lo que necesitan, viven en agua o simplemente se pueden dejar en la caja donde venían, no sabía qué hacer, después de pensar tanto decidió llenar el lavamanos a la mitad y en él puso esa roca que venía con ellas y el juguete, luego cuidadosamente tomo primero a una tortuga con ambas manos y la puso sobre la roca, cuando la soltó, enseguida la tortuga dio un brinco y se sumergió en el agua que había ahí, al ver que no ocurría nada malo, tomo a la segunda tortuga y la metió junto a la otra en el lavamanos…
Las vigilo por unas horas y decidió irse a dormir, sería mejor tomar una decisión en la mañana pensó.
Durante la noche recordó que el nunca había tenido mascotas, solo aquel pez que le regalaron y que murió el mismo dia, quien iba a saber que los peses no comen mucho se dijo a si mismo, excusándose de la muerte de aquel pequeño pez.
Isaac Contreras
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