Amor insobornable, devoto e indefenso. Amor sin cuerpo, ni esperanza, ni plan. Amor a solas siempre, y en silencio. Amor que se alimenta de sí mismo y encuentra coincidencias en la primera historia de amor que se le cruza. Amor desestimado y hasta cómico para cualquier adulto que atine a descubrirlo. Amor tierno que nada entiende de ternura porque se mira grave, cuando no trágico. Amor a todas luces imposible y no obstante resulto a respirar. Amor entre rendijas; clandestino, tenaz, escurridizo. Amor que se propone sobrevivir al tiempo y a la distancia para cruzar un día, victorioso, el umbral de la mayoría de edad y demostrarse así capaz de cualquier cosa. Amor que da vergüenza y orgullo al propio tiempo. Amor sin restricciones de la imaginación, dueño de alas tan anchas que apenas caben dentro de los sueños. Amor al otro lado de la barda, extranjero ante todos, minoría aplastante. Amor que se encarama en la cabeza y nos tapa los ojos con la vena tiránica de un redentor metido a lazarillo. Amor que imita todo cuanto cree que pueda parecerse al amor verdadero, pues se teme ilegítimo y se quiere infinito. Amor que nos perturba si buscamos la calma y nos calma si estamos perturbados. Amor sin nombre que de noche nos nombra y de día se esconde tras la sonrisa ingenua de quien cree haber dejado atrás la ingenuidad tan sólo porque aprendió a fingirla. Amor cobarde que se quiere valiente y está dispuesto a todo menos a revelarse a quien ama. Amor que llora a solas y en secreto, que antepone el secreto a sus demás apremios y pospone la vida por continuar en secreto. Amor que abre la boca cuando se ha hecho muy tarde y sólo queda espacio para añoranza. Amor que fue añoranza desde la hora misma de su alumbramiento, y hacia allá se dirige irremisible. Amor siempre rendido, caído del cielo al limbo por obra y graca de una deidad distante que nos entrega así, sin manual de instrucciones ni mucho menos póliza de garantía. Amor desobediente. Amor mandón.. Amor de nadie más. Amor de mis entrañas. Amor mío, suyo en la sombra....
Xavier Velasco // Libro: Puedo explicarlo todo
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