"Soñe contigo (como el silencio que produce el fuego en su interior…)"
Hoy o ayer ya no se en que día vivo… el jueves… soñé contigo… estuvo muy loco el sueño… de fondo se escuchaba a Chet Baker y nosotros no decíamos ninguna sola palabra, solo nos mirábamos, acostados de frente viéndonos a los ojos (boca abajo nuestros cuerpos) a nuestro alrededor estaba una noche estrellada, como si estuviéramos alrededor de un universo, pero no lo se, por que nunca quite mi vista de tus ojos, de tus hermosos ojos, estábamos acostados en un césped perfectamente cortado y cuidado, a nuestro alrededor no había nada, ni nadie, solo las estrellas, la noche y el universo… pero dirás que como se todo esto si nunca te deje de mirar, pues no lo se, solo lo se… tus ojos me lo decían, tus bellos ojos, me decían tantas cosas mientras nos mirábamos, acostados de frente con la música de fondo de Chet Baker… luego se mezclaba con la música ciertas frases de RAYUELA envueltas en el humo del tabaco que no se de donde provenía… el poco viento que había a nuestro alrededor cuando alcanzaba las figuras del humo oscilante que moldeaba las palabras de rayuela, se producía una voz que leía esas frases… creo que la voz es de, creo que tu sabes de quien es esa voz, de tu escritor favorito, o al menos de quien escribió tu libro favorito… Jules Florencio Cortazar… y ahí estábamos observándonos en silencio, escuchando la música de Chet Baker y las frases de rayuela, en la oscuridad, acostados de frente, con las manos cruzadas sobre la barbilla, yo te miraba, te miraba toda, no dejaba ni por un segundo de ver tus ojos, tu rostro, tu sonrisa, tu cara, todo lo que podía ver lo miraba, el interior de tus ojos, el fuego de tus ojos, el movimiento de tus pestañas con el leve viento que reproducían las frases de rayuela, el movimiento de tus parpados cuando ¡ohh! hermoso tu parpadear, lentamente, seductoramente, cerrabas los universos en los cuales yo me perdía completamente, los laberintos de pasiones que eran tus ojos que me miraban… también no perdía la oportunidad de ver tu boca, tu linda boca, tu bella boca, tus labios, ¡ohh! Tus labios que muero por ellos y por tus ojos, tus labios que juntabas, tus labios que formaban la perfecta sonrisa, tus labios con el color del fuego, muero por quemarme en las llamas de tus labios, sentir el placer de besar tus hermosos labios, tus labios que jugaban con tu lengua, tus labios que mordías lentamente, tus labios, tu boca, tus ojos tus gestos…
y todo en silencio sin decir una sola palabra mientras nos observábamos, pasaban horas y horas, nos mirábamos a los ojos acostados en ese césped, alrededor de la noche llena de estrellas, luego al tiempo, llegaban luciérnagas a nuestro alrededor y todo era bello, bello como tus ojos, tus labios, como tu, como toda tu, por que eres tan hermosa, tan bella, como el silencio que produce el fuego en su interior… cuando las luciérnagas volaban a nuestro paso, alrededor nuestro y todo era bello, nos miramos aun mas, nos observamos, como si algo hubiésemos encontrado en nosotros, yo en ti y tu en mi, y queríamos conocerlo, saber que era lo que habíamos encontrado en nuestros ojos, en tus hermosos ojos, en tus bellos universos…luego después de mirarte y seguir observándote pronuncie lentamente tu nombre, cerraste los ojos, yo los abrí: desperté…
Isaac Contreras
y todo en silencio sin decir una sola palabra mientras nos observábamos, pasaban horas y horas, nos mirábamos a los ojos acostados en ese césped, alrededor de la noche llena de estrellas, luego al tiempo, llegaban luciérnagas a nuestro alrededor y todo era bello, bello como tus ojos, tus labios, como tu, como toda tu, por que eres tan hermosa, tan bella, como el silencio que produce el fuego en su interior… cuando las luciérnagas volaban a nuestro paso, alrededor nuestro y todo era bello, nos miramos aun mas, nos observamos, como si algo hubiésemos encontrado en nosotros, yo en ti y tu en mi, y queríamos conocerlo, saber que era lo que habíamos encontrado en nuestros ojos, en tus hermosos ojos, en tus bellos universos…luego después de mirarte y seguir observándote pronuncie lentamente tu nombre, cerraste los ojos, yo los abrí: desperté…
Isaac Contreras
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